sábado, 6 de agosto de 2011

Sobre terquedades

2005. Colegio Soleira

El salón de música quedaba en un segundo piso sobre la oficina de Margarita. Tenía el piso de madera y un ventanal grande por el que veíamos las montañas de Pueblo Viejo.
La clase empezaba a las 10 de la mañana. Claudia, la profesora, que sólo tenía 19 años, tocaba el piano inicialmente.

Algún día estuve allí con los niños de primaria montando el concierto para final de año cuando en mitad de la clase un pájaro pequeño robó nuestra atención.

Resulta que, mientras el ventanal estaba cerrado, un pajarito que parecía no entender esto se daba golpes fuertes contra el vidrio tratando de ingresar. En ese instante miré a Claudia preocupada por la situación, pero la expresión de ella fue muy diferente a la mía.

-¡Ese pájaro es imbécil! Siempre viene a la misma hora a darse golpes contra el vidrio. Una vez le abrí la ventana para que entrara, pero el muy bobo se corrió y se siguió dando contra el vidrio.

Después del comentario no pude evitar la risa. Ahora, después de tantos años, me pregunto ¿Cuántas veces habré hecho lo mismo?