sábado, 15 de agosto de 2009

Medellín

Medellín tus buses suenan a vallenatos, a artistas callejeros que venden sus canciones por doscientos pesos o por nada, a vendedores ambulantes que sufren por dinero bajo tus cielos azules, a conversaciones cotidianas. Sabiduría popular.

Tus calles se llenan de humo y de colores, de personas que caminan como hormigas sobre tu cuerpo pavimentado. Se llenan las oficinas, las universidades, los hospitales…Los días comienzan antes de que salga el sol.

En tus buses se roba pero también se ama. Carlitos mi profesor de lengua castellana conoció a Adriana, la mujer de su vida, en uno de tus viajes.
Hace frío, el cielo está cubierto de nubes grises y blancas.
A las siete de la mañana una mujer alta de camisa blanca y escotada se monta al bus de Sabaneta. Muchos la miran detallando sin disimulo su cuerpo.

Ella se sienta junto a un señor moreno que aparenta unos 35 años, él la repara de arriba abajo.
La mujer tiene el cabello negro recogido por una pinza de mirellas azules y plateadas. Sobre los senos le cae una cadena que lleva una cruz con brillantes.

El hombre moreno le mira los senos que le saltan con el movimiento del bus mientras ella guarda unas monedas en el bolso.
Es voluptuosa, exhibe el cuerpo de una manera cercana a lo vulgar. Parece que varios hombres del bus tienen fantasías sexuales cuando la miran.

No sonríe. Lleva la cara limpia sin rastros de maquillaje, sus facciones son un poco masculinas.
Mientras miro la calle y pienso en todos los trabajos que tengo para la universidad, el hombre moreno empieza a conversar con la mujer que también parece estar sobre los treinta.

Mantienen una conversación fluida y llena de risas. Con el pasar de los minutos me doy cuenta que la voz del hombre tiene una atractivo particular, se escucha interesante y seguro de sí mismo, además maneja el volumen con toque confidencial.

Depronto la mujer se agacha para recoger algo y el moreno aprovecha para mirarle la nalga. La mira con un deseo irreprimible cuando ella no puedo verlo . Los hombres del bus están atentos a los avances que alcanza el moreno, pero yo me lleno de decepción, de un asco parecido a la náusea y miro hacia la calle para borrar lo escena de la mente. Imagino a esa pobre mujer convertida en un trozo de carne que saciará el hambre de los leones.
"Es en mí
Donde pasan las cosas importantes
No en los periódicos
No en la televisión
No en las calles

Es en mí
Donde la vida ocurre...
Es en mí
Donde se crea la vida..."
Carlitos