miércoles, 15 de junio de 2011

¡La gente vale más!

Hacía calor ese día. Estaba en el carro de Marina, la mamá de Dani, mi gran amiga. Íbamos rumbo a mi casa.

Mientras Marina conducía yo miraba por la ventana deseando que el trancón se desvaneciera. La falta de viento comenzaba a ofuscarme.
De pronto escuchamos un estruendo en la puerta izquierda, asustada me asomé por la ventana y vi en el suelo a un señor moreno que se paró de golpe levantando su bibicleta.

El hombre nervioso miró a Marina y le dijo "Señora, no se preocupe, al carro no le pasó nada". Afortunadamente la respuesta de Marina fue la siguiente:"¡Lo importante no es el carro, es usted! ¿Está bien?"
El hombre asombrado parecía no entender la pregunta, al cabo de unos segundos su rostro de confusión le dio paso a una sonrisa y le respondió que estaba bien dándole las gracias.
En ese momento respiramos tranquilas, pronto el trancón se disolvió y llegué en pocos minutos a la casa.